viernes, 31 de diciembre de 2010

Los viernes al Blog: DEMASIADO TARDE.


                             Si te ha tocado la Lotería y estás leyendo esto en una playa de blancas arenas, con tu portátil apoyado en el bañador y no sabes que pedirle al sonriente camarero moreno…pide dos. Las Seychelles están hechas para compartir. Tómate uno a mi salud y no vuelvas por aquí. Esto se hunde. A ver si el año que viene cae el “Gordo” en España.

                                   Qué mejor sitio para empezar el año ¿no? Seguro que estamos todos hartos de resúmenes, esquemas, compilaciones, cifras y epítomes de lo que ha dado de sí el 2010. Para la mayoría, lo mismo que el 2009 más dos patas de   gallo, tres polvos de calidad, cuatro días netos de vacaciones y cinco noches de insomnio hipotético (por lo de la hipoteca). Excepto en el terreno de los fichajes, que ha sido bestial. El Real Club Deportivo del ERE ha fichado a más gente que el Madrid en toda su vida. Y por la mitad.

                                   Y es que no aprende uno. Al menos yo. Siempre he tenido la sensación de llegar tarde a todos sitios. Cuando tuve uso de razón, la Dictadura se había acabado. Se acabó el chollo de ser sobrino de algún jerifalte y colocarte en un Ministerio por la patilla. Tarde. Cuando molaba manifestarse contra algo, ya era legal. Tarde. Cuando aprobé las oposiciones a banca, los nuevos ya no ascendíamos por antigüedad. Tarde.

                                   Y más tarde, cuando reinicié de nuevo la vida como Comercial de traje, maletín y sonrisa, a la búsqueda de un enriquecedor futuro, estaba «to vendío». Tarde. Me reseteo profesionalmente de nuevo y me inicio en el transporte internacional frigorífico como Operador de Tráfico. Bien. El parking de la empresa a rebosar de BMW´s carísimos. Fenomenal. Hasta que me doy cuenta de que el Sector llevaba años en caída libre. Los tiempos de forrarse habían acabado. Tarde. Incluso ahora que me he formateado en Blogger, me doy cuenta de que hay ya más talento por bit cuadrado en la Blogosfera que en todo el Museo del Prado. Tarde. ¡Coño! Que iba a dejar el tabaco y el uno de enero «nos dejan» de fumar a todos. Tarde. Y claro, cuando cumpla los sesenta y cinco (que está por ver), no podré jubilarme. Tarde.  

                                   Para estar un poco mosqueado es, ¿no? Y no me quejo, he ido sobreviviendo y hasta viviendo bien algunas veces. Pero los que vienen detrás, esos ni huelen el pastel. Sí, meten un poco de ruido con el «botellón» y tal, pero cuando se den cuenta de que se acabó la fiesta en el s. XX y las copas están sin pagar, daremos gracias al cielo por haberlos criado a los mansos pechos de Lady Gaga videoclipeada y  el ovejunamiento televisado. O igual no. A saber. Siempre he creído en la juventud. Menos en la mía.

                                   El otro día, que se entregaban en mi pueblo unos premios muy bonitos y pintureros, en el que un diario local reparte a la «crème de la crème» del rebaño inventariado fotos y portadas, me tomé la molestia de contar las instantáneas publicadas por el mismo. En total sumaban unas setenta. Que se dice pronto. Vale. Pues de las setenta, si contabas las gentes que aparecían del Sector Público (Rectores Magníficos, Diputados Magníficos, Concejales Magníficos, etcétera) te salían unas cuarenta y cinco. O sea, solo había unas veinticinco de personas o cosas de la cosa Privada. Cojonudo ¿eh?

                                    Bueno, no es extraño. Mi pueblo siempre ha sido agradecido.  Cada uno con los de su color, pero agradecido. Lo bueno es que recordé unas declaraciones del actual Director de ese periódico, que en un alarde de sinceridad definió a mi pueblo como «poblachón de rentistas y funcionarios». Que no lo digo yo.

       Ya se sabe que en el país de los cuñados, el yerno es el Rey.

                                   Tengo para mí que el día que me toque morirme, no se podrá porque habrán descubierto la inmortalidad obligatoria. Sólo podrán salir de esta vida con dignidad y entierro con caballos de negro crespón los de siempre. Los que llegamos tarde a todo estaremos condenados a vagar por el país en nuestro cuerpo corrupto y arrugado hasta que nos toque una defunción de VPO. Baratita.    

                                   Así que entre los propósitos para el 2011, el primero es comprarme un reloj que clave la hora. Para no llegar nunca más tarde. Aunque ahora que caigo, las relojerías están cerradas. Es muy tarde.


PostdataPost:
                        Que no todo es malo, venga. Siempre hay algo que celebrar.
                        ¿No estás leyendo? Pues mira, al menos tienes vista.
                        Ale, a por uvas, que se hace tarde... Feliz 2011.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres genial, sutil????? jajajajjja muy realista no es lo mismo.......

Aury dijo...

Jejejeje, este es otro...

http://img638.imageshack.us/img638/5430/felizanonuevowwwhumor12.jpg

Copia y pega el link en la barra de direcciones y ya veras¡¡

Dicen que más vale tarde que nunca o que nunca es tarde si la dicha es buena, todo eso.
Y aún sabiendo la que está cayendo, te deseo un año nuevo mejorable en todos los sentidos y que siendo así lo disfrutes al máximo.

Te seguiré por aquí(mientras pueda), la mar de bien amenizada.

Le eché de comer a los peces

http://www.youtube.com/watch?v=F4OXrmxDp44

Antonio Segar dijo...

Somos un pais de rentistas y funcionarios... Eso, me ha echo meditar. Siempre lo sospeché, pero pensaba que tan solo eran imaginaciones mias. Así nos vá. Entre tantos rectores magnificos, ediles excelentisimos y los "grandes lideres carismaticos" que tenemos... Así nos vá. Entre cuatro gatos no se puede mantener un pais entero de vividores.

Un abrazo y feliz año nuevo.
Aunque sea tarde, que al menos no sea peor que el que nos deja...Con permiso de Zetaparo.

Unknown dijo...

Desde Ali’ite

Hola, aquí estoy dentro de esta botella de cristal verde y grueso, mirándoos a distancia, algo distorsionados, y escribiendo mis experiencias en mi microordenador con los pelillos de la nariz o con estas barbas de pez, que ya no sé lo que soy. Por el cuello de la botella entra un agua cálida generalmente, lo que me permite mantener las rayas amarillas que me quitan la depre del encierro. Entré y no sé cómo salir, las aletas se me quedan algo tumefactas a veces y soy demasiado pequeño para embestir el cristal y empujar la botella a la superficie. Entró algo de arena en el viaje y se ha quedado varada en el fondo de esta playa de olas suaves. Espero que una buena tormenta me saque de aquí, me abruma tanta belleza y tanta luminosidad.
De vez en cuando como un poco de plancton a vuestra salud, y escribo cuentos repipis de corales y cangrejos hermitaños. Por aquí no suele haber mucha basura, porque hay pocos seres humanos todavía, tampoco espero que se conviertan en peces, como yo, no me apetecería encontrarme de repente con un pez sierra de vecino, o sí, lo mismo sería para hacerme un favor de bricolaje en la botella. Tampoco desearía huir y acabar en alguna ría debajo un puente, ya he nadado por demasiados mares que no me ofrecían puntos de referencia válidos.
En realidad me conformaría con salir por aquí y desovar en algún hueco, entre esponjas, por ejemplo, donde no alcancen las morenas de las grutas, ni las rubias de la playa que entran corriendo al agua sin saber dónde pisan.
O morirme de pena dentro de esta cárcel transparente y ser encontrado por ese biólogo pecoso que he visto bucear a lo lejos, para que me diseque y me exponga en el museo Oceanográfico.
Al fin y al cabo, dudo que sea normal encontrar otro pez con estas narices de Pinocho.

Ha pasado un pez que no conozco, andaba despistado y ha picado en un cebo que lleva ahí por lo menos una semana. Claro que lo que no se esperaba el pez era encontrarse un cebo con sabor a paté de cannard, a mí me hubiera gustado más saber a bonito del norte, pero los genes mandan. Al pobre pez se le han hecho un revoltijo las branquias con la aleta caudal y yo he creído que por fin había encontrado la solución a mis angustias por el crédito del banco.

He emitido un suspiro que ha asomado a la superficie en forma de burbujas envueltas con algunas algas. Siempre he sido condescendiente con mis amigos, el precio autoimpuesto por tener cara de besugo.

La felicidad colea.

Se acerca un cocodrilo. Sospecho, por la cara que trae, que va a intentar ligar conmigo.

(Publicado el 7 julio, 2009 por xrisstinah)

Eva Luna dijo...

Un post muy bueno, Joe. En serio, me ha encantado. FELIZ ENTRADA AL 2011. Muacks.

Joe Black dijo...

Joder, Xriss, deberíamos escribir a cuatro manos. Yo creo que la peña lo lee por tus comentarios a peces. A peces kafkianos y a peces divertidos.

Unknown dijo...

Te vendo mi féretro,...
si no es tarde.
(En vez de por caballos va tirado por burro-taxi de Mijas, pero te lleva igualmente a la gloria.)
Yo es que he decidido que me cremen con nivea o nívea.

Anónimo dijo...

Tarde, mal y nunca. No te preocupes, todo llega, el destino siempre llega a tiempo, el q nos toca, claro, el de caballo perdedor? Igual un día nos toca el reintegro, hombre! Ese es nuestro motivo de celebrar esta TARDE, perdón NOCHE vieja. 1bs. Rosa.

Beatriz Vázquez dijo...

De verdad que me ha gustado, Joe. Y para estar de tu parte, de eso de la "inmortalidad obligatoria" (algo más o menos) habla en 'Las intermitencias de la muerte' José Saramago...Tarde. Un abrazo. Y una sonrisa.

Anónimo dijo...

Punzante ¿O afilado?
¿Mejor contundente?
Eso es, pellizca, pellizca, Joe.
También en año nuevo. (Si llegamos a tiempo.)
Siempre nos quedará la playa de San Miguel.

Tirso