viernes, 21 de diciembre de 2012

ALMANAQUE 2013



  
   Al final parece que no se ha acabado el mundo. Yo sigo en mis trece que lo que se les acabó a los Mayas fue la piedra para seguir escribiendo. Claro que... el día no ha terminado. A ver si dentro de doscientos años algún arqueo-informático extraterrestre va a descubrir este articulillo y se va a descojonar como cuando yo mismo veo un cadáver momificado instantáneamente en la Pompeya del Vesubio, con la boca abierta como diciendo «cagontó». Tocaremos madera.

   Este año me gustaría tener frente a mi nariz algo distinto de un almanaque de Grúas Bartolo, o de un maldito ente bancario. Porque ahí soy un clásico, me gusta ver los días ordenaditos en la pared, que parece como si pudieras controlarlos. Incluso me he descargado una aplicación de la papelería de abajo, que permite escribir en el calendario de pared. Se llama rotulador.

   No miro el calendario del iPhone prácticamente nunca. Influye bastante el que no tengo, no lo niego. Con mucha voluntad he conseguido usar el teléfono móvil solo para hablar por teléfono. Llamadme antiguo.
 
   Pues eso, me hace ilusión que el 2013 venga con su almanaque bonito. Con los números gordos y espaciados para incluir anotaciones. Que yo soy muy de anotar. Utilizo desde hace bastantes años una técnica psicológica anti estrés muy efectiva. Anoto el problema, la cita, el cargo en el banco... y lo excluyo de mi existencia añadiéndolo a la existencia del almanaque. No quiere decir esto que el banco le vaya a cargar el teléfono al almanaque pero el asunto en sí deja de tener entidad en mi vida hasta, al menos, la noche anterior a su paso de asunto en potencia a asunto en existencia. 

   Y mientras tanto no me preocupa. Si es viernes y hay algo fastidioso el lunes, suelo decirme: «eso es un problema de lunes». Y normalmente estoy de acuerdo conmigo mismo. Excepción hecha, claro está, de un puñetero e inaplazable dolor de muelas que por muy fuerte que lo anotes en: «dentista, lunes», no cede. Ni golpeando fuertemente el mismísimo almanaque con la testuz. 

   Pero estadísticamente eso son casos raros ¿Cuántos dolores de muelas podremos haber padecido a lo largo de la vida? ¿8,10...? En una vida de 80 años no son muchos. Y si me aprietas, lo peor que le puede pasar a uno, que es morirse del todo, solo te va a pasar una vez cada 60, 70, 80 años... Ni siquiera vale la pena anotarlo en el almanaque.

Así que voy a ver si encuentro un calendario chulo que no lleve bomberos con los abdominales untados de crema ni señoras de pechos ubérrimos. Algo normalito a la par que útil. Para ir anotando durante todo un año las cosas que debería haber hecho y alegrarme de las maravillosas excusas que puse para no hacerlas.

Con esto aprovecho para desearos a todas y a todos un maravilloso 2013.

(Menos al tonntolnabo que nos preside que si se le atraviesa el bigote de un langostino en el recto y le sale una fístula que tenga que entrar un proctólogo con casco de espeleología a hacerle las curas... no seré yo quién lo impida.
Pero vamos... que ojalá que no.)





1 comentario:

La Maripili dijo...

Pues....feliz año!
Yo también suelo delegar en mi almanaque pero sí, el mío es de una entidad bancaria, son perfectos para mi gigantesca letra