Que queréis. Uno de mis hobbies es inventar palabros. “Novidad” podría ser algo así como la No Navidad.
No pienso escribir nada sobre la Navidad. Porque fiel a mi nuevo estado bohemio (que hasta estoy buscando en los hippies un pañuelo palestino que no esté hecho en Sabadell) intento ser coherente con una persona que me gustaría empezara a respetarme. Mi menda.
Por eso no pienso opinar sobre el alumbrado navideño del Excmo. Ayuntamiento. Que conforme se les fue acabando el dinero de las arcas públicas empezaron a poner bombillitas de bajo consumo. Luego acortaron la longitud de las matrices de luces y el tiempo de encendido. Resultando –no se en vuestra calle- que cuando te asomas a la ventana, parece un tendedero alambrado de corrala con los calcetines sudaos y relumbrones de santa claus al viento. Que si no se mete uno con el concejal de turno me regañáis ¿no? Pues listo.
Y tampoco sobre el combate del año Papá Noel/Reyes Magos que una vez más se libra en el ring del frío diciembre, dándose mil puñetazos dialécticos entre el público y ni uno solo entre los púgiles que al fin y al cabo pasan por aquí cada doce meses de buen rollo. Y otra cosa, si los Reyes son los padres ¿Papá Noel es divorciado? ¿Gay monoparental? Con los tiempos que corren ya veremos si no les toca un ERE y el año que viene la diatriba es solamente Gaspar/Papá Noel. Porque al negro seguro que lo despiden y Melchor es el que tiene más trienios así que les cuesta un pastizal. Y no soy racista. Soy carne de estadística. Por cierto, creo que dejé de escribir la carta a los Reyes sobre los diez años y volví a hacerlo a los cuarenta. La meto en un buzón de esos amarillos y al menos creo que le alegro la tarde a alguien de la escala de clasificación y reparto. Por lo del espíritu navideño de paz y amor y sonrisas de color.
Menos aún escribiré nada de las cestas de empresa. Antaño largueza de tripa ibérica, duradera hasta la cuesta de enero, recordando las bondades del patrón y hogaño tristes sombras –cuando las hay- de lo que fue un pasado glorioso donde en nuestras inmobiliarias nunca se ponía el sol.
Y líbreme dios de decir nada sobre los adornos navideños. Todo un arco iris de de boutades desde el Santa Claus zapador a la completa iluminación de algunas viviendas unifamiliares, cruce entre lupanar y casino hortera.
Ni de los dulces navideños. A ver. ¿A quien coño le gustan las peladillas? Aparte de a los protésicos dentales, claro. Pues ahí están. Todos los años en la bandejita de las narices. Porque al menos el Roscón de Reyes ha evolucionado. De los primeros que te hacían “bola” en la glotis y había que ingerir acompañados de algún líquido para no perecer ahogado, hasta los actuales que por suerte el gremio de pasteleros le añade más emulgentes antiatasco. Solo hay que preocuparse de que los molares salgan indemnes de la figurita incrustada de turno. Bueno, este año, incluso con crisis podemos optar al turrón chino de Suchald. Que es de larga duración. No hay dios que se lo coma.
¡Y que me decís de las cenas! De eso si que no escribo. Que empiezas a cenar el 3 de diciembre con la empresa y terminas al año siguiente con la peña del Club de pesca con mosca. Yo no se para que seguimos cenando el resto del año, si con las calorías ingeridas bastaría con once meses de frugales desayunos.
Pero de lo que bajo ningún pretexto escribiré es sobre las fiestas, cotillones y jolgorios de Nochevieja. Recuerdo los felices tiempos de la no regulación municipal, cuando nos juntábamos cincuenta y siete jóvenes y jóvenas, aprovechando la nave agrícola de uno de ellos, transportando el inmenso equipo de música en la furgoneta del padre de Zutanito. El mejor suelo era el de sucedáneo de alvero, porque así no había que fregar el emplasto de anís y licor 43 al día siguiente. Lo malo es que cada caída femenina bailando la conga, implicaba la negritud de sus bragas con el consiguiente cuestionamiento materno del día después. Que tiempos.
A la cabalgata de Reyes de mi pueblo, ni la miento. Si los menores de seis años tuvieran derecho al voto, ni os cuento lo que pasaría cada cuatro años en la corporación municipal.
Pero aunque no escriba nada sobre lo anterior, voy a brindar sinceramente y de todo corazón por todos vosotros. Incluso por mí, mientras escucho “Silent Night”. Desde la A de Alicia (o de Alex, ya lo sé, pero Alex es mas feo y no le sientan tan bien los leotardos) hasta la Z de Zoraida. Y a desearos las mejores navidades de vuestra vida. Que deberían ser siempre las que están por venir.
Asemos los besugos y soltemos a los gallos al ritmo de los peces (en el río). Y tabiquemos un muro de apretones y besos que detenga la sombra del triste enero hasta el 31 por la noche. ¿Qué le voy a hacer si un beso de Lucía -una rubita de cinco años que desarmaría al mismísimo Leónidas y a sus 300 espartanos- me hace converso al viento del Adviento?
Merry Christmas!
Zorionak
Pa amb tomàquet
Bo Nadal
Fröhliche Weihnachten!
Feliz Navidad.
10 comentarios:
La navidad dejó de tener los típicos efectos de alegría, solidaridad, paz, ilusión y amor creo que más o menos cuando cumplí los 12 o 13 años,(a esa edad una empieza a pensar por si misma,claro) desde entonces sólo la deseo por los quince, tristes y preciados días de vacaciones.
Aún así felices fiestas para ti también, y si haces carta mejor mandasela certificada a Baltazar a ver si así con suerte no lo despiden.
Fulanita de Tal (E_truska)
Besos congelados!
Joe TE LO JURO que, sin ir más lejos, est semana he hecho dos veces la misma pregunta-comentario: ¿Conoces a alguien al que le gusten las peladillas?
Agudo escalpelo.
Tirso
La fotografía del Corte Ingles, anunciando en letras enormes que los reyes son los padres... Es lo mas triste y penoso que he podido ver anunciando la Navidad. Supongo, que como todos los desalmados deben sentirse muy orgullosos de borrar las ilusiones de los niños. Solo espero, que se les queden al menos la mitad de existencias en sus lineales. Así revienten esos mercachifles sin alma.
A tí, amigo Joe; Te deseo paz y amor con tu familia, que es lo mas importante en esta vida. Lo demas... ¿Que mas dá?
Un abrazo, compañero.
¡NO POR FAVOR JOE!...¡EL PALESTINO, NO!!!...
SOLO DECIRTE JOE QUE LA NIÑA-O QUE TODOS LLEVAMOS, AUN NO LA HE MATADO. Y ES ESA NIÑA LA QUE DISFRUTA CUANDO LLEGAN ESTAS FECHAS, A PESAR DE LO MUCHO QUE LA VIDA ME BAPULEA COMO ADULTO.
SI LA NAVIDAD ES LA ESCUSA PARA REUNIR GENTE BUENA Y DISFRUTAR DE SU COMPAÑIA, PUES CHAPO POR LA ESCUSA...LAS GILIPOLLECES SON A PARTE, CLARO!
INTENTO DARLE A ESTAS FECHAS MI PROPIO SENTIDO, Y SOPORTAR CON PACIENCIA EL MODO EN QUE EL MUNDO SE HA VUELTO IMBECIL.
MAS QUE UN CONSEJO, ES UNA SUGERENCIA, PERO NO SUELTES DE TU MANO NUNCA AL NIÑO QUE FUISTE, LLEVATELO DE PASEO Y COMPRALE CHUCHES, QUE VEA LAS LUCES, AUNQUE SEAN DE BAJO CONSUMO, COMPRALE ALGO POR NAVIDAD...ESTE ES UNO DE LOS INGREDIENTES PARA EL ELIXIR DE LA ETERNA JUVENTUD.
TE DESEO UN TRANQUILO FINAL DE AÑO JOE!
gracias por el rato divertido......
A ver, esos que escriben con mayúsculas: que no griten.
Hola Joe.
A mí lo que más me gusta de la Navidad es lo de los apretones y los besos, lo demás son poll....., ¿Y lo de los "crismas" (ahora emailismas) a tu jefe?. Que si, "...te deseo lo mejor para...", que si "...próspero año venidero...", ¡y una mierda!, cuando de lo que tienes ganas es de decirle: "cagontusmuertos gilipollas,no me des más la barrila, ¡capullo!" en contestación al que él te manda diciendo "Os agradezco el esfuerzo que nos ha permitido llegar hasta donde estamos, blablabla blablabla...", cuando lo que quiere decir es "Capullos, a pesar de la piara de inútiles que tengo a mis pies, las cosas no van como el culo..."; En fin, que lo importante de la navidad son los apretones que te da la rubia del despacho 11 y los besos de la morenaza del 21, y lo demás es hiprocresía y polladas varias.
¡VIVA LA NOVIDAD!
joderrrr ¿¡Y yo sin probar el turrón chino de Suchald!?
¡Es intolerable!
Pasa unas buenas vacaciones de invierno... besosss, Ana.
Vaya, que pena, no os gustan las peladillas, las pobres que se quedan siempre en la bandeja...que si se toma la paciencia de chuparlas luego tiene lo mejor dentro...ainssssss. Muy bueno Joe, un beso y gracias por no hablar de la navidad, jeje.
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