miércoles, 22 de mayo de 2013

EL 101




        

S


iempre he sido yo de talante despistado para esto de los aniversarios, cumpleaños y onomásticas. Fíjate tú que la fecha de mi boda fue un tres de junio de 1990: 3-6-90. Que al casarme en múltiplo pensaba yo que no se me olvidaría —aunque ya tengo sentencia firme de divorcio ¿eh? No creo que esto lo lea Mónica Bellucci pero oye… nunca se sabe—. Ahora ya, gracias al tío Google, es una maravilla. Te avisa de todo. Que si el cumpleaños de Fulanita de Tal, que si el santo de menganito, que si hoy son las misas gregorianas de la abuela Eduvigis… una gozada.


         Pues corría el 2010 y apuntaba ya el final del verano —podéis poner al Dúo Dinámico, si queréis—, un verano fabuloso. Acababa de llegar a un acuerdo para dejar la última empresa (una jaula de grillos de la que pude salir con vida) y mi finiquito y yo sonreíamos al sol del futuro. No sabíamos si mar o montaña. Al final nos decidimos por la playa, que también hay montes (…de Venus).


Paralelamente, comenzaba yo a navegar por la blogosfera y me maravillaba del arte, grasia y tronío que destilaban algunos blogs —que ya se puede decir bloguero en castellano y no te para la Guardia Civil, ni me riñe mi filólogo de cabecera—; y me dije oye pues vamos a ver. 


Lo que sí me puse como norma fue no incluir jamás publicidad. Si a alguno/a os aparece, decídmelo que hablo con el conserje y lo defenestro. 


Y bueno, ya vamos por dos años y medio, tenemos 100 articulillos (salimos a un poco más de tres al mes). Más de 22.000 visitas (unas 700 mensuales), miro las estadísticas y me aparece gente de todo el mundo: Europa, EEUU, México, Puerto Rico, Colombia, Venezuela, Argentina, Chile, un señor de Tel Aviv (será sefardita), otro de Noruega, incluso uno de Argamasilla de Alba. Un lujo. 


Os agradezco a todas/os los que me habéis leído, comentado, interpelado, a los que os ha hecho pensar, reír, llorar, cabrearos, porque sin vosotros esto no sería nada más que onanismo sináptico. Escribir seguiría escribiendo, pero claro, un blog es como el sexo: en solitario funciona, pero es más divertido a partir de dos o más.


Una bitácora de este tipo, al fin y al cabo, como en su acepción marítima  original,  es un diario de navegación por este proceloso y oscuro mar que baña las Españas, más o menos personal. Hoy leo algunas cosas que escribí hace dos años y todavía me río. Y digo, joder, este tío a veces no es del todo malo. Me alegro que hayáis pasado algún buen rato conmigo. Siempre digo que «vuestra sonrisa es mi nómina». Porque yo de esto no vivo. Por muy bohemio que sea un bocata de calamares… te lo cobran. 


Así que permitidme celebrar los 100 articulillos —con éste 101— y seguid por aquí. Intentaré que no os arrepintáis. 




Gracias. 







1 comentario:

Marijuli dijo...

Es un placer leerte niño...y lo sabes...