martes, 13 de agosto de 2013

EL PLANETA DE LOS CIRIOS (y 2)




D
e verdad que lo siento. Sé que estamos en las fechas que estamos, pero tengo que acabar el temario. Ya con esto concluimos. Es que no podía ultimarlo sin hablar un poco más en profundidad sobre lo que va a pasar con la energía solar ibérica. Un tema que hay que tocar. Con cuidado que quema. 


Al albur de la presión ejercida por las grandes empresas de energía sobre el gobierno este de los Clicks de Famobil que nos rige, pues resulta que eso de que cada uno/a se genere su propia energía... el ministro Soria (que es canario) dice que verdes las han segado. 


            Que no. Hasta ahí podíamos llegar. 


            Así que sacan la maquinilla de los Reales Decretos —que ya echa humo porque  eso de pasar las leyes por el Parlamento es de cobardes, y además deberían llamarse Rajoydecretos porque el rey nuestro señor está a lo suyo con lo de la muleta con pitos y luces— y aprovechando la canícula veraniega con nocturnidad y alevosía nos legislan y nos quedamos legislaos con dos palmos de narices. 


            En consecuencia lo que hasta ahora era una práctica —minoritaria pero atractiva y en ascenso— de invertir en paneles fotovoltaicos para liberarse del Leviatán del oligopolio energético ibérico se convierte en una quimera. 


            Antes, mi primo Eutiquio podía instalarse unos paneles solares en el techo de su cortijo en Valdecollejas, producir su propia electricidad para sí mismo y su cabaña (lanar), amortizar la instalación en pocos años e incluso revertir el excedente a la red eléctrica siéndole éste retribuido. Él gasta poco y las ovejas casi no se duchan. 


            Así mi primo practicaría el autoconsumo con balance neto sin saberlo. Fíjate tú mi primo. Y la factura sería la diferencia entre la energía aportada y la consumida (en el caso de las veces que tenga que echar mano de energía que no sea autoproducida). 


            O sea, que mi primo estaría a un tris de tener soberanía energética. Podría poner una bandera en los paneles solares del techo del cortijo con su escudo de armas (algo como un carnero en campo de gules y de lema: Soli gratias, por un poner). Además de adiestrar a sus mastines como fuerza de intervención rápida para morderle las criadillas a cualquier representante de las eléctricas que hollara el cortijo. 


            Pero llegan estos y dicen que nones. 


            El 12 de julio de los corrientes, al alba, con viento de levante, van y aprueban un Real-Rajoy Decreto por el que se adoptan medidas urgentes para garantizar la estabilidad financiera del sistema eléctrico. O en román paladino:


Se incrementa la parte fija de la factura de la luz. Penalizando así a los consumidores que intentan ahorrar energía.

Se impone un gravamen al autoconsumo por la energía (normalmente solar) que se va a autoconsumir sin pasar por la red. El llamado Peaje de Respaldo.

Se legisla un recorte económico de manera retroactiva a las empresas de producción de energías renovables.

           

Peaje de Respaldo.-  Supongamos que mi primo Eutiquio tiene en su cortijo de Valdecollejas unas ochenta ovejas (paneles solares) que producen corderos (energía). Pues bien, según este «Peaje», el gobierno le obliga a que para consumir dicho cordero (energía) lo lleve a un carnicero de la red gubernamental, pase por caja (de las eléctricas) y vuelva a su casa con el cordero sellao a asar las chuletillas del lechal. 


            ¿A que parece ciencia-ficción? Pues no. Está pasando.

           

            No os molesto más. En septiembre, cuando volvamos de la playa, la factura de la luz habrá subido y los que invirtieron en paneles solares los usarán para asar sardinas. 


            Pero como ya habrá empezado la liga y estaremos en guerra con la Royal Navy en Gibraltar casi no se notará. Sobre todo si mandamos a combatir al submarino ese que ha construido nuestra empresa puntera Navantia que no flota. Parece que le sobran unas 100 toneladas. Todo por unos módicos 800 millones de euros. 


            Así que lo de la luz será un chiste. 



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