viernes, 5 de noviembre de 2010

CAFÉ Y MEDIAMIXTA

CAFÉ Y MEDIAMIXTA.


Una de las sensaciones más gratificantes para el homo sapiens (incluida la woman sapiens, por dios, no me vayáis a despellejar la única parte de los lectores con los que mantendría conocimiento carnal,…por ahora…) es la lectura disfrutona de la prensa, con el cafetito humeante y la tostadita al gusto en nuestra cafetería favorita.

Sobre todo el Sábado. Para los que libran ese finde. El Sábado es ese día, posterior al Viernes, ya descansados, no madrugantes y con la todavía esperanza del Domingo. Un espacio perfecto para la felicidad. Puede que penséis que últimamente solo escribo de bares. Tenéis razón. Y es que mientras las matriculaciones de vehículos están cayendo un cuarenta por ciento, el volumen de establecimientos de restauración sigue creciendo. Podemos seguir unos añitos con el Seat Torero, mientras nuestra capacidad adquisitiva de pinchos morunos no vaya menguando.

Pues hay una situación que es curiosa. Cada uno de nosotros, inconscientemente,  nos hemos autoasignado un lugar en nuestro local de desayunos domingueros. Se calcula que el territorio de caza de un lobo, ronda los 200 Km. cuadrados. El territorio de barra de un humano supone unos 75 cm. lineales. Pocos, pero sagrados. Entra en juego lo que la psicología define como el “espacio personal”. Este es como una especie de burbuja que aumentamos o disminuimos dependiendo del humano adyacente. Si adyacemos en la barra al lado de un buen amigo o de la Elsa Pataky del barrio, lo contraemos. Vamos, metemos incluso barriga. Pero si el ser adyacente es el gorrón de turno, expandimos la burbuja hasta la puerta del bar.

Pues bien, además de la burbuja imaginaria, hay otro elemento sagrado en el establecimiento: La prensa diaria. Os podría contar de sitios donde compran hasta dos ejemplares de cada periódico para evitar conflictos armados entre la clientela.

Porque conflictos los hay. Y gordos. A veces he visto miradas sangrientas de odio y comentarios emitidos tangencialmente al poseedor del periódico, pero con ánimo asesino. “Se está estudiando el periódico…”, “A ver si sale su esquela hoy…”. Esto produce dos efectos: La ignorancia chulesca del poseedor de la prensa hacia el comentarista y el aumento del tiempo de lectura para joder al esperante. El tío se regodea hasta con los horarios de RENFE. Tranquilito.

Incluso aquí, se podrían establecer clasificaciones antropológicas. Dependiendo del nivel del “homo sapiens”, existe el “sapiens ludus” asiduo lector del AS o el MARCA con una subdivisión en “sapiens ludus contraportadorum”. El que pilla el AS para gozar de la vista de la estupenda y poco textil señora de la contraportada. El “sapiens ABCiensis” de ideología conservadora y así hasta completar el abanico de posibilidades que ofrezca la esquinilla de los periódicos.

El nivel de agresividad es variable dependiendo de dicha clasificación. El del ABC normalmente destaca por su moderación a la hora de esperar que termine el otro cliente. Contraponiéndose a los ávidos lectores de prensa deportiva debido a su ardor guerrero comprobado en las batallas sobre el verde césped.

Y por último está el Almacenista. Un tío que llega todos los días a la misma hora y se pilla TODOS los ejemplares de todo lo impreso – incluida la lista de tapas- y se lo lleva a su mesa. Este es el más odiado.

Hay una ley, no enunciada por Newton, pero existente, sobre el tiempo educado de espera desde que un parroquiano termina y deja el periódico ya leído sobre la barra hasta que podemos cogerlo. Este tiempo varía según a la subespecie de “sapiens” a que pertenezcamos. Desde el correcto “¿ha terminado?” con suave acercamiento de brazo, hasta el zarpazo y agarre de oso grizzly.

La prensa no solo nos ilustra sobre las noticias acontecidas. También nos da la hora. Si sobre el papel solo hay manchas de aceitazo de mantequilla y churros, no es aún mediodía. Si ya aparecen las de rojo bermellón, acompañadas de partículas de carne con tomate, ya casi es la hora del almuerzo. Y si el periódico está tirado, arrugado, y se le ve como antiguo objeto de deseo hoy abandonado a su suerte, es ya por la tarde.

No siendo yo nadie para aconsejar, si queréis mi opinión, contrastada por años de triunfo en el turno de lectura, haced lo siguiente:

Definid el objetivo con una mirada inexpresiva, que no se note. Estad atentos a sus movimientos como el de echar mano a la cartera para pagar, acotad mentalmente un área de posibles adversarios para pillar el periódico y tensad los cuadriceps. En el mismo momento en que el ejemplar toque la barra y ya no exista contacto físico con el brazo del que lo ha dejado, se abre la veda. Con un movimiento rápido pero indolente levantaos como a coger un servilletero dirigiendo la ruta hacia el objetivo y agarradlo rápidamente con la pregunta educada de “¿ha terminado?”, pero con él en la mano ya.

Y por último, disfrutad ya tranquilos en vuestro rincón del merecido desayuno tras la tensión de la lucha por el saber.

Buen fin de semana. Y contadme como os ha ido la técnica.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Muy gracioso, hombre, pero que muy gracioso, me he reído con todos los músculos y hasta con el Ligamento de Tello.
Pero a mí lo que realmente me encanta es depellejar homo sapiens, sin siquiera leer las instrucciones primero.

Una woman
(dudosa sapiens)

Anónimo dijo...

Jejejejeee, como se nota que llevas sangre de guerrero cafeteril, eh? Lo que narras, me resulta muy familiar. La zona centro granaina, que es donde yo tengo mi territorio, está cercada por una badada de buitres intelectuales de distinto pelaje y la verdad es que, cuesta hacerse con uno de esos codiciados ejemplares impresos.
Un abrazo, Joe.

Antonio Segar dijo...

Por cierto soy Antonio, que no domino todavia mucho tu blog. A ver si me leo el libro de instrucciones y acierto para editar los comentarios, jejejee.

Olgatuna dijo...

yo he cambiado los periodicos por los blogs, me rio mucho más.......