Micropost: LA ÚLTIMA GESTIÓN.

                                   Hoy hizo su última gestión. Irse. ¿Odiamos las navidades porque  los más queridos se fueron en esa época o porque recordamos más a los que se fueron con ellas? No lo se. Pero las luces navideñas de mi barrio, esta noche me hacen daño en los ojos. Se fue luchando. Como el verso: “que muerda y vocifere vengadora, ya rodando en el polvo tu cabeza…” Como vivió. Luchando. ¿Acaso hay otra manera de vivir?

                                   Pero echaré en falta su descanso del guerrero. Ese tiempo con el que premia la vida a algunos. Ese tiempo en el que ya se puede transmitir la verdadera experiencia macerada por los años. Ese tiempo en el que la sonrisa de un nieto de ojos redondos y grandes, confirma que la lucha ha valido la pena. Pero el parte de bajas llevaba hoy su nombre. Y no debería. ¿Cuántas jodidas muertes en nuestra vida hacen falta para convencernos de que solo tenemos una? Una sola vida. Un solo cartucho en la recámara. Y pocas personas saben apuntar tan bien, como para matar a la muerte hasta que pida refuerzos y vuelva en su día y en su hora. Él si supo. Pero la maldita Parca le tendió una emboscada. Los Andreses morimos jóvenes.