FUTURO IMPERFECTO

            Hola Joe,

            No sé si te llegará esta carta. Ojalá que sí. Te escribo desde el año 2021.

Las cosas están regular. Hace ya diez años que nació el movimiento de los «Indignados» (hoy ya declarado ilegal por el Parlamento). En el año 2012, tuvo que crearse facehidden ya que facebook se puso a disposición de los gobiernos para no permitir contenidos «ilegales». Al igual que cuando Vodafone, en la ya lejana revolución egipcia, por indicación de Mubarak, cortó el servicio de comunicaciones para evitar la revuelta.

            Gracias a los amigos indignados-hackers, fue posible la creación de facehidden. Actualmente la Red Social más grande del mundo, con 1.500 millones de usuarios. Con servidores privados y transferencias de datos encriptadas por un algoritmo de nueva creación que por ahora resiste los ataques de los servicios de inteligencia de los gobiernos. Yo ya tengo ficha policial. Me cazaron en una manifestación en París y me detuvieron. Tuvimos que crear la rama armada: El Ejército de la Indignación (A nivel mundial el INAR –Indignation Army-). Las últimas dictaduras del Magreb, estaban masacrando a la población civil. Libia, Yemen, Siria. Luego empezaron los gobiernos de las «democracias» occidentales. Crearon una inmensa Base de Datos con todos los que pudieron identificar gracias a facebook, twitter, tuenti... y aprobaron en los Parlamentos la restricción de derechos para todos nosotros por considerarnos un problema de Seguridad Nacional. Lo llamaron «El estado de alarma unipersonal». Tenías que estar siempre localizado, no tenías derecho al voto, etc. Alemania, Francia, España, Italia, UK. La única excepción fue Islandia. Allí vivo yo ahora. Y desde allí planificamos todas las acciones. Allí están los servidores informáticos de facehidden. Y allí estamos la mayoría de los que pertenecemos al INAR.

            Existe un bloqueo de Islandia a todos los niveles. Al igual que el de Cuba. La OTAN tiene un despliegue marítimo y una zona de exclusión aérea desde hace ocho años en que algunos pilotos con sus cazabombarderos, hartos de matar población civil, desertaron y aterrizaron en el aeropuerto de Reykjavík, la capital. 

Todo esto empezó así:

            En el año 2011, bajaron el sueldo de todos los funcionarios un 5% de media. La situación empeoró en el 2012 y decidieron bajar otro 10% a todos los trabajadores públicos. Mientras los Diputados, Senadores, Alcaldes y Concejales, se «bajaban» también el sueldo base mientras triplicaban los «complementos» clandestinamente.

            Al final, todo salió a la luz. El desempleo alcanzó al 35% de la población. En el caso de los jóvenes menores de 30 años, al 68%. Casi todos estábamos en la calle un día sí y otro no. Después los funcionarios comprendieron.

            Creo que empezaron las profesoras de preescolar de las guarderías públicas y las de educación primaria. 737 euros al mes. Empezaron a «no recordar» que bolsita de comida y que abriguito era de cada niño. Se limitaban a mantenerlos en clase distraídos y calientes. Luego llegó el turno de los médicos. Los cirujanos. 1.634 euros al mes. Se limitaron a operar y a cumplir estrictamente con las guardias. Las listas de espera seleccionaban a la población menor de 35 años como prioritaria. Por estar en edad productiva. Los mayores empezaron a morir.

            Lo peor fue cuando los policías interiorizaron la situación real. 1.325 euros al mes. Decidieron no jugarse la vida tanto... y menos cuando custodiaban políticos. Valoraron la posibilidad de «mirar para otro lado» algunas veces. De simular golpear con la porra a los manifestantes pero sin llegar a tocarlos y sonriéndoles. 

            Entonces empezó la persecución. Con lo que quedaba en el erario público, subcontrataron empresas privadas de seguridad. Esos si daban, pateaban y disparaban. Hubo muchos muertos.

            Y empezamos a emigrar. Primero a Francia, hasta que se derogó el Tratado de Schengen. Volvieron las fronteras y se hicieron ricos los almacenes de alambre de espino.

            Por eso estamos en Islandia. Pero en realidad estamos en todas partes.

            También dentro de ti.